jueves, 11 de julio de 2013

NUESTRO FUEGO......PARA EMILIO



Poema enviado por Graciela Salazar  (Poeta del País de las Nubes)


En efecto Pilar querida hermana hay que despertar nuestros dragones
auparlos cuando intenten morir sin haber dicho lo suficiente y necesario
como bien ha dicho nuestra Socorro Soto Hay que quemar este país
incendiarlo palabra sobre palabra hasta enloquecer al fuego que baja
después de nacer la inteligencia de la razón precipitando emociones
abordar luego el azul en la tierra y azotar la entraña de la serpiente
para que no se permita ni nos conceda olvidar un instante lo que está
fuera y dentro de nosotras so pena de perder la brújula de ser felices

Ayer Emilio nos llevó con él a sus nubes las verdaderas y vibrantes
calamos su suavidad en la voz discreta mirar profundo y transparente
de las indias y sus niños cociendo jarros y comales de barro negro
donde como nosotras encienden esperanzas echan palmas al viento
mientras cuentan cómo se desprenden los hijos a trabajar en el norte
y quedan con los años un poco huérfanas por no saber si regresan
ahora sabrá Emilio hasta dónde quemó aquel fuego de sus hornos
el corazón que procuramos contener porque no se saliera de su sitio

También las mujeres poetas en el país de las nubes quedamos tanto
huérfanas hijas hermanas madres compañeras amantes del fuego y
advertimos como aquéllas que es tan breve la noche a la que el día va
invocamos por eso al amanecer erigiéndonos portadoras una vez y otra
sin final ni tiempo que pueda arrancarnos la pasión de ser en la palabra
existir y morir mil veces en el intento de mantener la luz en las entrañas
de una nube que humedezca el afán de florecer sin tregua los colores
habidos y por haber reinventándonos aliento del fuego que se escribe.

Graciela Salazar Reyna
07/07/2013

martes, 9 de julio de 2013

UN GUERRERO LLAMADO EMILIO





por  María Elena Solórzano


Fuiste un guerrero
y sin disparar una sola bala
ganaste muchas batallas
blandiendo como espada la palabra.

Los guerreros van hacia el Ilhuicatonatiuh
(el cielo donde transita el peregrino Sol).
Como guerrero
acompañarás al astro en su camino
y resplandecerás entre sus ópalos de fuego.

Si acaso llegas al Tlalocan
(donde Tláloc reparte sus dones a la Tierra)
gozarás de las flores más bellas
y podrás libar en sus corolas la esencia de la vida.
Degustarás semillas y frutos suculentos.
Te sumergirás en sus aguas con fulgores de amatista,
entre los chalchihuites del lago  mayor.
Dormirás con murmullos de cascada
y despertarás cuando los Tlaloques
rompan sus cántaros para provocar la lluvia.  

Si  llegaras al Tlalocan
verás reverdecer todas las ramas
y el jade te cubrirá los ojos.

Si siguieras el camino hacia el Mictlan,
En la orilla del río te esperará un perro bermejo,
Treparás en su lomo y llegarás a la otra orilla,
El perrillo te reconocerá como hombre de bien,
como constructor de puentes,
de ideas iridiscentes y firmes decisiones.
Saldrás airoso  de los nueve desafíos:
Tu ánima escapará del flechador.
De los vientos y tormentas de granizo.
De las fieras que quieren devorar tu corazón.
De la ciénaga y del verde caimán.   
De la  espesa calina que intenta detenerte.

Al llegar a lo más profundo del Mictlan
Descansarás, descansarás.
Regresarás al mundo de los vivos.
Te convertirás en la niebla
que corona la sierra de Oaxaca,
en la bruma que cubre los pueblos
con su velo de nubes.
Llegarás otra vez a tus amados pueblos
donde el eco de tu voz todavía se escucha,
donde tus rebaños dejaron mágicas semillas,
donde las palabras germinaron.
donde brotaron apasionadas flores.
Allí estás Emilio con tu sonrisa blanca
y tu alma de ópalo y genciana.

Alguien seguirá tus huellas,
alguien algún día amará la poesía
tanto como tú.

Quizá renazcas en un sagrado colibrí
y veré desde mi ventana
como vuelven a vibrar tus alas
entre el viento amarillo de la tarde.


© Poema Ma. Elena Solorzano
© Foto Carmen Amato

domingo, 7 de julio de 2013

EMILIO FUEGO



HOY HA NACIDO UN PLANETA CON TU NOMBRE




FUE UN PLACER CONOCERTE


TE QUEREMOS

Poetas del País de las nubes

martes, 2 de julio de 2013

UNA BREVE CONVERSACIÓN CON YAMILÉ PAZ PAREDES








I
 DE LOS APELLIDOS

Mi madre era de Guanajuato, de un pueblo pequeñito, pequeñito que se llama San Felipe Torres Mochas, y eso era una belleza, porque originalmente era San Felipe, realmente pasó una avioneta, le pegó a la iglesia y le tiró las torres, entonces se quedaron mochas, casi mochas, y después le pusieron el nombre de San Felipe Torres Mochas, enseguida viene mi madre a estudiar a México, seis hermanos y ella de mujer nada más, y aquí en una fiesta conoce a mi padre que a su vez estaba estudiando en México, Leyes, en la capital, se conocen, se casan muy jóvenes. Mi padre era abogado, mi primer padre, tengo dos padres, mi primer padre Rafael Paz Paredes, era Doctor en Derecho internacional y Derecho civil.  Era político y era también escritor, le encantaba la literatura y escribía poesía y cuento; no tiene obras publicadas, se casa con mi madre y los dos comienzan a trabajar como periodistas, en México, en El Popular, que era el periódico de avanzada, democrático, y mi madre a los 20 años, en los 40s, publica su primer libro que se llama Sonaja, son poemas de su pueblo y dedicados a su madre.  Ella se llamaba Margarita Camacho Baquedano y se pone Margarita de Paz Paredes, la mujer en esa época no emancipada, por ejemplo Rosario Castellanos si trabajó con sus nombres. Mi madre  publica su libro de poemas y crónicas poéticas, lo lleva a El Nacional donde estaba Efraín Huerta -mi mamá era mucho más chica que Efraín-  Efraín con ese aire protector que iba a tener toda la vida, le dice: “ No, no, no, estás un siglo antes, estás atrasada un siglo, nada que ver con Juana de Ibarbourou y todas esas cosas, en el próximo libro ponte Margarita Paz Paredes como nombre literario. Desde ahí se hicieron amigos hasta la muerte, y ya a partir de ahí publicó todos los demás libros como Margarita Paz Paredes. 

Era muy chistoso, porque en la escuela primaria me preguntaban ¿cómo te llamas?. Yamilé.  Primero mi nombre en esa época era muy extraño. Yamilé Paz Paredes. ¿Tu papá? -Rafael Paz Paredes. ¿Tu mamá? -Margarita Paz Paredes.  O sea, decían, no puede ser, casi todos éramos hermanos no?

II 
DE LOS NOMBRES

Tengo un hermano y dos hermanas. A mi hermano mayor le pusieron nombre literario, se llama Sigfrido como el de los nibelungos. El mío es Yamilé, es de una novela de un romántico que se llama Henri Bordeaux, es una especie de libro oriental libanés, donde aparece una chica libanesa con ese nombre. También tengo una hermana que se llama Silvia, le pusieron Silvia por el libro de Nerval, y mi otra hermana que se llama Lorena.

Cuando era pequeña me causó muchos problemas mi nombre, porque era distinto, era raro, entonces yo toda me convertí en rara, como vampiro o una cosa así, y entonces yo me convertí en juego con los niños, sí me acuerdo todavía: ¿Yamilé?  ¿Qué milaste? Yo sufrí mucho hasta la secundaria, 
ya en la secundaria empecé a sentir que mi nombre me gustaba, me gustaba muchísimo. Me parecía ya un nombre especial, demasiado especial, pero antes era como señalada. Ahora todo mundo tiene un nombre raro, y mis hijos tienen el nombre así.
  
Tengo tres varones, el mayor de 38 años, se llama Yanik, que es un personaje de una obra de teatro de Camil;  y luego, mi segundo hijo se llama Yurik, porque iba a ser niña y se iba a llamar Yuria como un libro de poemas de Jaime Camil, pero es también nombre purépecha. Y el libro en la dedicatoria tiene una poesía de Jaime, dice que Yuria es todo, él es nadie, “Yuria es un sueño, Yuria es una país, Yuria es una enfermedad, estoy sufriendo, estoy enfermo de Yuria, estoy añorando a Yuria…” entonces yo estaba segura de que iba a ser niña, me soñaba enseñando a mi hija, yo siempre quise tener una hija, y cuando nace Yurik, ya no pude hacer más que inventarle el masculino de Yuria a Yurik, porque Yuri no llega a ser el masculino de, Yuri Gagarin era ruso,  entonces es Yurik con la k. Y el tercero, el más chico de mis hijos se llama Balam por toda la mitología maya, que es uno de los cuatro primeros hijos de los dioses… y Balam también es el gran adivino maya,  el sol nocturno que desentraña las tinieblas, el que aclara las tinieblas.

 III

DE LOS POEMAS DE MAMÁ Y LOS MÍOS

De niña me sabía algunos poemas de mi mamá, pero luego se me olvidó todo. Me gustaba pero también me abrumaba porque decía “yo nunca voy a poder escribir”. A mí a esa edad me encantaba y quería escribir pero no podía, le tenía terror al cuaderno como si fuera  un mercado público, quería leer, pero no, me van a ver, escribo horrible, no podía escribr ni cinco renglones, porque me sentía…no vigilada  sino oída…. Tú no puedes escribir, estás oyendo. ¿Dios que hago?...

Después me imagino que fue maravilloso. Pero pasó muchísimo tiempo, ahora me cuesta muchísimo escribir. Lo que yo escribía no se lo ensañaba a nadie. Ya casi en la secundaria, mi papá vio unas cuantas líneas pero así como garabateadas y me decía esto está bien, y me leía a Vallejo, y a García Lorca.

A mi hermano también le daba por la escritura pero se arrepintió a tiempo.  A los 8 años era un niño genio, aprendió a escribir a los cinco años, escribió unos poemas hablando sobre mitología griega, usaba unos lentes gruesos gruesos como bombillas. A los ocho años lo llevaban a los cafés literarios, y él iba feliz, les leía los poemas a los periodistas en el café y a los escritores. Él no tuvo infancia.  Pero a mí, a esa edad, más que escribir me encantaba escuchar a la gente. Yo todavía no pensaba en escribir nada. 

IV

DE MIS PRIMEROS TEXTOS

Lo primero que escribí lo hice cuando ya trabajaba, cuando entré a la universidad ya tenía un cúmulo de experiencias, sobre todo de amor a la poesía, de hacer más grande la palabra, me emocionaba muchísimo. Cuando entré a la Facultad de Letras leí en una clase en  un salón de la facultad.  Entonces sacaban un periodiquito que se llamaba Punto  de partida, entonces yo estaba en primero o segundo de la universidad; luego también había un escritor tutor Álvarez Amaya que sacaba unos poemas que se llamaban Pinguín y allí me publicó también.   

Cuando ví mis textos publicados por primera vez sentí mucho miedo a la crítica y ahorita todavía tengo miedo, nunca se quita, y yo tenía la obligación de escribir bien, entonces es una cosa terrible, quería la libertad de escribir lo que quisiera pero tenía ese peso.

Mi mamá conocía mis textos de adolescente ella me publicó mi primer libro, se llama “Fragmentos de una espera”, pero yo les ponía a los poemas “Poema dado de baja formal”. Algunos de ellos los rescaté, es como una obligación de que casi estén perfectos. Cada una de las palabras tiene que decir exactamente lo que yo quiero.

V

DE LA POESÍA

Para mí la poesía es como la puerta al verano, la puerta al mundo. La poesía es la llave que abre todas las puertas, la verdadera identidad, los sentimientos y la esencia más profunda en todos sus matices del ser humano se expresa por la poesía.



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CON LA LITERATURA EN LA SANGRE: YAMILÉ PAZ PAREDES