martes, 2 de julio de 2013

UNA BREVE CONVERSACIÓN CON YAMILÉ PAZ PAREDES








I
 DE LOS APELLIDOS

Mi madre era de Guanajuato, de un pueblo pequeñito, pequeñito que se llama San Felipe Torres Mochas, y eso era una belleza, porque originalmente era San Felipe, realmente pasó una avioneta, le pegó a la iglesia y le tiró las torres, entonces se quedaron mochas, casi mochas, y después le pusieron el nombre de San Felipe Torres Mochas, enseguida viene mi madre a estudiar a México, seis hermanos y ella de mujer nada más, y aquí en una fiesta conoce a mi padre que a su vez estaba estudiando en México, Leyes, en la capital, se conocen, se casan muy jóvenes. Mi padre era abogado, mi primer padre, tengo dos padres, mi primer padre Rafael Paz Paredes, era Doctor en Derecho internacional y Derecho civil.  Era político y era también escritor, le encantaba la literatura y escribía poesía y cuento; no tiene obras publicadas, se casa con mi madre y los dos comienzan a trabajar como periodistas, en México, en El Popular, que era el periódico de avanzada, democrático, y mi madre a los 20 años, en los 40s, publica su primer libro que se llama Sonaja, son poemas de su pueblo y dedicados a su madre.  Ella se llamaba Margarita Camacho Baquedano y se pone Margarita de Paz Paredes, la mujer en esa época no emancipada, por ejemplo Rosario Castellanos si trabajó con sus nombres. Mi madre  publica su libro de poemas y crónicas poéticas, lo lleva a El Nacional donde estaba Efraín Huerta -mi mamá era mucho más chica que Efraín-  Efraín con ese aire protector que iba a tener toda la vida, le dice: “ No, no, no, estás un siglo antes, estás atrasada un siglo, nada que ver con Juana de Ibarbourou y todas esas cosas, en el próximo libro ponte Margarita Paz Paredes como nombre literario. Desde ahí se hicieron amigos hasta la muerte, y ya a partir de ahí publicó todos los demás libros como Margarita Paz Paredes. 

Era muy chistoso, porque en la escuela primaria me preguntaban ¿cómo te llamas?. Yamilé.  Primero mi nombre en esa época era muy extraño. Yamilé Paz Paredes. ¿Tu papá? -Rafael Paz Paredes. ¿Tu mamá? -Margarita Paz Paredes.  O sea, decían, no puede ser, casi todos éramos hermanos no?

II 
DE LOS NOMBRES

Tengo un hermano y dos hermanas. A mi hermano mayor le pusieron nombre literario, se llama Sigfrido como el de los nibelungos. El mío es Yamilé, es de una novela de un romántico que se llama Henri Bordeaux, es una especie de libro oriental libanés, donde aparece una chica libanesa con ese nombre. También tengo una hermana que se llama Silvia, le pusieron Silvia por el libro de Nerval, y mi otra hermana que se llama Lorena.

Cuando era pequeña me causó muchos problemas mi nombre, porque era distinto, era raro, entonces yo toda me convertí en rara, como vampiro o una cosa así, y entonces yo me convertí en juego con los niños, sí me acuerdo todavía: ¿Yamilé?  ¿Qué milaste? Yo sufrí mucho hasta la secundaria, 
ya en la secundaria empecé a sentir que mi nombre me gustaba, me gustaba muchísimo. Me parecía ya un nombre especial, demasiado especial, pero antes era como señalada. Ahora todo mundo tiene un nombre raro, y mis hijos tienen el nombre así.
  
Tengo tres varones, el mayor de 38 años, se llama Yanik, que es un personaje de una obra de teatro de Camil;  y luego, mi segundo hijo se llama Yurik, porque iba a ser niña y se iba a llamar Yuria como un libro de poemas de Jaime Camil, pero es también nombre purépecha. Y el libro en la dedicatoria tiene una poesía de Jaime, dice que Yuria es todo, él es nadie, “Yuria es un sueño, Yuria es una país, Yuria es una enfermedad, estoy sufriendo, estoy enfermo de Yuria, estoy añorando a Yuria…” entonces yo estaba segura de que iba a ser niña, me soñaba enseñando a mi hija, yo siempre quise tener una hija, y cuando nace Yurik, ya no pude hacer más que inventarle el masculino de Yuria a Yurik, porque Yuri no llega a ser el masculino de, Yuri Gagarin era ruso,  entonces es Yurik con la k. Y el tercero, el más chico de mis hijos se llama Balam por toda la mitología maya, que es uno de los cuatro primeros hijos de los dioses… y Balam también es el gran adivino maya,  el sol nocturno que desentraña las tinieblas, el que aclara las tinieblas.

 III

DE LOS POEMAS DE MAMÁ Y LOS MÍOS

De niña me sabía algunos poemas de mi mamá, pero luego se me olvidó todo. Me gustaba pero también me abrumaba porque decía “yo nunca voy a poder escribir”. A mí a esa edad me encantaba y quería escribir pero no podía, le tenía terror al cuaderno como si fuera  un mercado público, quería leer, pero no, me van a ver, escribo horrible, no podía escribr ni cinco renglones, porque me sentía…no vigilada  sino oída…. Tú no puedes escribir, estás oyendo. ¿Dios que hago?...

Después me imagino que fue maravilloso. Pero pasó muchísimo tiempo, ahora me cuesta muchísimo escribir. Lo que yo escribía no se lo ensañaba a nadie. Ya casi en la secundaria, mi papá vio unas cuantas líneas pero así como garabateadas y me decía esto está bien, y me leía a Vallejo, y a García Lorca.

A mi hermano también le daba por la escritura pero se arrepintió a tiempo.  A los 8 años era un niño genio, aprendió a escribir a los cinco años, escribió unos poemas hablando sobre mitología griega, usaba unos lentes gruesos gruesos como bombillas. A los ocho años lo llevaban a los cafés literarios, y él iba feliz, les leía los poemas a los periodistas en el café y a los escritores. Él no tuvo infancia.  Pero a mí, a esa edad, más que escribir me encantaba escuchar a la gente. Yo todavía no pensaba en escribir nada. 

IV

DE MIS PRIMEROS TEXTOS

Lo primero que escribí lo hice cuando ya trabajaba, cuando entré a la universidad ya tenía un cúmulo de experiencias, sobre todo de amor a la poesía, de hacer más grande la palabra, me emocionaba muchísimo. Cuando entré a la Facultad de Letras leí en una clase en  un salón de la facultad.  Entonces sacaban un periodiquito que se llamaba Punto  de partida, entonces yo estaba en primero o segundo de la universidad; luego también había un escritor tutor Álvarez Amaya que sacaba unos poemas que se llamaban Pinguín y allí me publicó también.   

Cuando ví mis textos publicados por primera vez sentí mucho miedo a la crítica y ahorita todavía tengo miedo, nunca se quita, y yo tenía la obligación de escribir bien, entonces es una cosa terrible, quería la libertad de escribir lo que quisiera pero tenía ese peso.

Mi mamá conocía mis textos de adolescente ella me publicó mi primer libro, se llama “Fragmentos de una espera”, pero yo les ponía a los poemas “Poema dado de baja formal”. Algunos de ellos los rescaté, es como una obligación de que casi estén perfectos. Cada una de las palabras tiene que decir exactamente lo que yo quiero.

V

DE LA POESÍA

Para mí la poesía es como la puerta al verano, la puerta al mundo. La poesía es la llave que abre todas las puertas, la verdadera identidad, los sentimientos y la esencia más profunda en todos sus matices del ser humano se expresa por la poesía.



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CON LA LITERATURA EN LA SANGRE: YAMILÉ PAZ PAREDES


4 comentarios:

  1. Qué linda Yamilé, un abrazo fuerte. Desde tapatilandia. Rosario Orozco.

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  2. Jaja yo soy de San Felipe y no es verdad eso de la avioneta.. Favor de informarse antes de escribir algo. Saludos.

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  3. jaja.. Yo soy de San Felipe, y no es verdad eso de la avioneta de Torres Mochas. Favor de informarse antes de escribir. Saludos.

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